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09
octubre
2024
CLAAS Las picadoras más vendidas del mundo se fabrican en Alemania desde hace 50 años

CLAAS festejó los 30 años de JAGUAR en Sunchales

Más de 200 productores, cooperativas y contratistas se reunieron en los festejos por el aniversario de la picadora de forrajes más vendida de la Argentina y el mundo. Un poco de historia y la invitación a seguir pensando en grande.

Para homenajear a quienes en 1995 se arriesgaron a incorporar una tecnología disruptiva que cambió la forma de hacer leche y carne en el país, CLAAS Argentina reunió en su sede de Sunchales, Santa Fe, a los protagonistas de los últimos 30 años del picado forrajero. ¿Cuál fue el rol de las cooperativas tamberas y de los contratistas en el cambio de un modelo productivo basado en la tecnología que llevó la superficie de picado de las 80.000 hectáreas en 1994 a las 2.396.329 hectáreas de la última campaña? Acá te lo contamos.

Hablar de la historia de las JAGUAR es hablar de la historia del picado, y de CLAAS en Argentina. Todo comenzó hace 50 años en Alemania, con la primera picadora autopropulsada, la JAGUAR 60 SF, y continuó en el país a mediados de los años 90, con las primeras JAGUAR 800 que llegaron a la Argentina.

Fue un efecto contagio. En 1993, en Villa Allende, Córdoba, Marcelo Tonolli, junto a su padre y su hermano, eran usuarios de una JAGUAR de arrastre que ya hacía la diferencia. En 1995, los Tonolli vieron una JAGUAR 880 autopropulsada en un catálogo y decidieron ir por ella. Pasarían de un surco a 8. El entusiasmo por producir más y mejor forraje también estimuló a Raúl Zampieri, asesor de Noya y Asociados que, desde Tránsito, Córdoba, decidió ir por una JAGUAR 860, a los que se sumaron los productores de la cooperativa Agrupación 2000, de Porteña, Córdoba, que poniendo 5000 dólares cada uno se animaron a una JAGUAR 800. Ellos fueron los tres compradores que adquirieron las primeras picadoras autopropulsadas nuevas que llegaron al país de la mano de AgriCima, una importadora de Uruguay que comercializaba la marca en aquella época.

Un año después, otras 13 máquinas ingresaban a la Argentina, en su mayoría adquiridas por cooperativas lecheras vinculadas a SanCor. Esto hizo que la empresa Integral Insumos S.A., dependiente de SanCor, se transformara en la representante en Argentina de CLAAS. Así comenzó una historia de revolución y crecimiento productivo que, de la mano del ensilado, cambió los modelos de negocio, fortaleció el rol del contratista forrajero y confirmó el liderazgo de las más de 900 picadoras JAGUAR que pisan el suelo argentino.

“Estamos homenajeando el espíritu pionero de estos clientes que hace 30 años entendieron la oportunidad que dio el negocio de la picadora y el salto tecnológico. Queremos revivir algunas de las tantas historias compartidas”, dijo Dietmar Ruehe, presidente de CLAAS Argentina, durante el evento que reunió a 200 clientes provenientes de distintos puntos del país.

“El ´95 fue un año de sequía y contar con alimento para el ganado era un tema clave. Poder picar todos los cultivos y almacenarlos nos cambió la vida”, recordó Zampieri, uno de los integrantes del panel que CLAAS reunió hace pocos días en Sunchales para contar la historia de la JAGUAR en el país.

“Fue una odisea ingresar las máquinas”, acotó Marcos Olocco, uno de los productores integrantes de la Agrupación 2000, al recordar la coyuntura económica de esos días. Olocco se emocionó al volver a ver, 30 años después, a esa primera JAGUAR 800 que tanto les costó adquirir encabezando el desfile de los cinco modelos que se vieron en el evento: la emblemática 800, una 860, una 870, una 960 y una 960 TERRA TRAC. Con estas unidades la marca mostró la evolución de estos equipos que pasaron de los 275 CV en el ‘95 a los actuales 953 CV, con una capacidad de trabajo de 400 toneladas por hora, mínimo consumo de combustible e impacto ambiental.

Una de las historias compartidas fue la de Hernán Pueyo, el ingeniero agrónomo que en 1995 era el gerente de la empresa Integral Insumos, del grupo Sancor. “Nosotros recogíamos las inquietudes de los productores y fue por eso que decidimos representar a la marca CLAAS en el país. Era llamativo a nivel mundial que la representación de la picadora más importante del mundo fuese tomada por una empresa lechera que, además, en lugar de quedarse con la comisión de la venta, pedía se le entregaran repuestos para poder brindarle soporte a sus clientes”, relató Pueyo.

Este gran aporte que hizo la tecnología para la confección de forrajes conservados a la lechería se extendió rápidamente a la ganadería y fortaleció la figura del prestador de servicios. Luciano Toldo no sólo es un histórico usuario de la marca sino también el contratista forrajero que preside actualmente la Cámara que los nuclea (CACF) y que reúne a más de 700 empresas del rubro. “Fuimos testigos de la transformación de la lechería. Antes el precio de la leche dependía de la estacionalidad vinculada a la provisión de pasto natural. Con las reservas forrajeras los tambos pudieron estabilizarse. Esto se extendió luego a la ganadería. Fue tremendo y CLAAS estuvo acompañando desde el primer momento”, recordó Toldo.

El próximo enero, CLAAS Argentina cumple 25 años. “Debemos el crecimiento a estos pioneros que confiaron y se animaron a comprar una máquina por folleto”, dijo Reynaldo Postacchini, vicepresidente de CLAAS Argentina y hombre clave en el desembarco de la marca en el país. “Recuerdo a los hermanos Tonolli diciéndome ¿y con esto qué hacemos? ¿cómo la vamos a hacer andar?… Pasaron de un surco a 8. Imagínense lo que fue ese salto en la cabeza de estos pioneros”, exclamó.

“Eran tiempos del “Efecto Tequila” en Argentina. Había dificultades para girar el dinero, problemas con la aduana, cambios de estructura en el país… y esta gente confió”, insistió Postacchini. “CLAAS Argentina nació por todos ellos”, dijo en tono de agradecimiento.

La cultura cooperativa fue en parte el motor del salto tecnológico. “Un productor que ordeñaba 100 litros de leche, que tenía 50 u 80 hectáreas, no podía comprar una de estas máquinas sólo pero sí podía hacerlo en grupo, y para esto sirvió la historia cooperativa”, acotó Pueyo.

“Las picadoras JAGUAR no solo vinieron a mejorar el negocio lechero o ganadero, también aportaron tiempo para dar servicios y al intensificar el aprovechamiento de los cultivos nos permitieron agrandar los campos dejando lugar a la agricultura”, aportó Zampieri.

30 años después, la tecnología sigue perforando los techos y agrandando campos. “Hoy los productores argentinos gozan de los mismos avances que sus pares del mundo, en el mismo momento. Tenemos a disposición las orugas de goma, motores que responden a los niveles de polución más exigentes del mundo, máquinas que ofrecen cuatro formas distintas de ser manejadas de acuerdo a los tipos de operarios, que piensan solas, con el menor consumo de combustible, con aceites hidráulicos que duran 3000 horas, que analizan la calidad del picado en el mismo momento en que lo está procesando, sistemas de telemetría en constante evolución que permiten otros niveles de productividad…”, enumeró Postacchini.

Y el cielo sigue estando alto. “Todavía tenemos mucho para crecer, pero depende de nosotros”, apuntó el hombre que desde hace 30 años es vicepresidente de CLAAS Argentina. “Desde CLAAS seguimos mejorando la motorización, la productividad, la estabilidad y la inteligencia de las máquinas. Hace 30 años estábamos contentos porque picaban finito y miren dónde estamos hoy, El cambio es abismal. El desafío sigue siendo pensar en grande”, concluyó.

Acerca de CLAAS

CLAAS (www.claas.com) es una empresa familiar fundada en 1913 y uno de los principales fabricantes mundiales de maquinaria agrícola. La empresa, con sede en Harsewinkel, Westfalia, es líder del mercado mundial de picadoras de forraje. CLAAS también domina el mercado europeo en otro segmento principal: el de las cosechadoras. Con sus tractores, empacadoras agrícolas y cosechadoras de forrajes, CLAAS también ocupa los primeros puestos en la tecnología agrícola mundial. La más moderna tecnología de la información agrícola también forma parte de su gama de productos. CLAAS cuenta con más de 12.000 empleados en todo el mundo y generó en 2023 un volumen de negocios de 6.100 millones de euros.

03
octubre
2024
UPL Argentina Meeting Point UPL en Charata, Chaco

Estrés, plagas y malezas, cómo enfrentar estos tres flagelos en el NEA

UPL Corp Argentina mudó su encuentro de actualización a Chaco para compartir la información disponible y las mejores estrategias de cara a la nueva campaña. Acá la opinión de seis especialistas y sus recomendaciones para el manejo sanitario de la soja, el maíz y el algodón.

UPL Corp Argentina volvió a reunir a técnicos y productores en torno a un nuevo Meeting point. Esta vez, en Charata, Chaco, en pleno núcleo algodonero del NEA.

José Tarragó es técnico en el área de producción vegetal de la Estación Experimental INTA Las Breñas y doctor en recursos naturales. Su especialidad es la ecofisiología del cultivo de algodón. En el Meeting Point de Charata, Tarragó reafirmó que el 60% del rendimiento del algodón es afectado por estreses.

El técnico de Las Breñas puntualizó que el estrés por fitotoxicidad con herbicidas hormonales es bastante frecuente en la zona y produce una intoxicación, un crecimiento desorganizado que la planta debe metabolizar. “Lo más importante a la hora de enfrentar algún estrés es la evasión, tratar de que el período crítico del cultivo caiga en algún período de menor incidencia del estrés. Para eso se ajusta el sistema de producción: el distanciamiento entre hileras, las densidades de plantas, la elección de variedades y fechas de siembra”, argumentó.

Rafael Gacet es responsable técnico comercial de la empresa Agroinsumos Añatuya, con actividades en el sudeste santiagueño. En el encuentro, el técnico también detalló que el algodón suele estar expuesto a estrés hídrico, térmico, salino, o también puede estar afectado por derivas de herbicidas utilizados en campos vecinos. “Para todas estas situaciones utilizamos las biosoluciones de UPL”, dijo.

Para esos problemas, desde UPL Corp posicionan dos productos de su línea NPP (Natural Plant Protection): BIOTRON PLUS® para ayudar al cultivo a superar esa situación de estrés, y BIOZYME TF® para potenciar el rendimiento. “En el primer caso tratamos de proteger el período crítico de definición de rendimiento con una aplicación de BIOTRON PLUS® al inicio del pimpollado y otra aplicación al final de la floración. En el caso de BIOZYME TF® la estrategia es muy clara: lo posicionamos como tratamiento de semillas para asegurarnos una correcta implantación del cultivo y luego hacia el inicio de la floración lo utilizamos para que el cultivo fije mayores destinos y diferencie mayor cantidad de flores. Apuntando a calidad de fibra usamos K-FOL®, un fertilizante foliar formulado en base a potasio que se aplica al finalizar la floración, una vez que el cultivo ya tiene fijados los destinos, para que las bochas aumenten su peso y mejoren la calidad de la fibra”, detalló Federico Borrello, del equipo de NPP para la región norte de Argentina.

Las malezas

El ingeniero agrónomo Eduardo Cortés fue uno de los especialistas que abordó la problemática de malezas en el NEA. Recomendó estar siempre encima de los lotes, conocer las especies para poder diseñar la estrategia y tener en cuenta el tamaño de las malezas. La elección del herbicida o su mezcla dependerá de estas variables.

“Los preemergentes son fundamentales. No tenemos que dejar que nazcan las malezas. Su elección va a depender de las especies presentes, de la posibilidad de usar principios activos que funcionen para hoja ancha y angosta y de la capacidad de intervenir en los momentos en que nacen las malezas, sabiendo que lo hacen en camadas y que con una sola aplicación generalmente no podemos cubrir todos los pulsos”, detalló.

“Cuando nacen, porque se sabe que los preemergentes tienen una vida útil y hay que recurrir a los postemergentes, hay que tener en cuenta el tamaño y el estrés de esa maleza. A medida que la planta tiene mayor tamaño o mayor estrés, los controles se dificultan. Con malezas de menor tamaño y menor estrés, hay más chances de éxito”, dijo y destacó que hoy las malezas ya no respetan zonas. “Pero en NEA las más importantes son Amaranthus, Chloris, Echinochloa, sorgo de Alepo, Borreria, Gomphrena, como malezas de hoja ancha y perennes. También viene creciendo a pasos agigantados el complejo de enredaderas como Ipomoea, un problema para soja, más que todo en maíz y sorgo -donde tenemos muchas menos herramientas-. Es una maleza que también debemos tener en cuenta”, puntualizó Cortés.

Gerardo Tolosa es miembro del equipo NPL de UPL Corp Argentina. “Las malezas -sobre todo las tolerantes y resistentes- son un problema en todo el país, pero en regiones como el Norte el tema es más complejo porque las condiciones climáticas son más extremas, hay períodos de estrés hídrico con altas temperaturas a los que las malezas están “acostumbradas” y que resultan adversos para el buen desempeño de los herbicidas”, dijo.

No solo pensando en mitigar la aparición de resistencias sino también en enfrentar las situaciones climáticas adversas, UPL cuenta con un programa de manejo que combina herbicidas. “Uno de los herbicidas pilares de esta estrategia es WINGER® -piroxasulfone- para el control de Amaranthus, Eleusine y Echinochloa que son las malezas más problemáticas. Para soja recomendamos mezclarlo con SHUTDOWN® -un producto con mayor solubilidad- que permite controlar las principales malezas target con una excelente eficacia aún en los períodos de agua más restrictivos. En el caso de maíz, tenemos DINAMIC®, Amicarbazone 70 WDG. También es un producto muy soluble que trabaja bien en condiciones de poca humedad, es estable a la luz y tiene mínima pérdida por volatilización. Además de controlar las malezas más problemáticas como Pasto cubano (Titonia tubeiformis) actúa sobre enredaderas como las Ipomoeas, especies dificiles de controlar especialmente en este cultivo porque nacen diferidas en el tiempo y terminan enredándose y ahogando al cultivo”, puntualizó Tolosa.

 Chicharrita y cía.

Roberto Peralta, socio gerente de Halcón Monitoreos y docente de la Universidad Católica de Córdoba y de la Universidad Nacional, también fue parte del Meeting Point realizado en Charata y repasó las plagas a tener en cuenta esta campaña. En soja, entre los lepidópteros: las orugas -oruga medidora (Rachiplusia nu)-. “Hay que tener en cuenta que la tecnología Intacta ha dejado de controlarla y Conkesta tampoco tiene buen control, porque se está dando una resistencia cruzada. Es la principal defoliadora que tenemos”, citó el técnico e invitó a estar muy atentos a cómo venga la campaña con trips y arañuelas. Son plagas que obedecen a sequías y altas temperaturas. “Todos los pronosticadores dicen que será un verano muy caluroso y hay que estar preparados para manejar estas plagas que son muy veloces. No se trata de aplicar muchas veces, sino a tiempo”, recomendó Peralta.

En cuanto a maíz, la vedette es la chicharrita –Dalbulus maydis-. “Hay que hablar del complejo de achaparramiento producido por la bacteria spiroplasma que tiene a la chicharrita como vector”, aclaró el técnico para recomendar una estrategia de manejo que tiene varias aristas: “la genética -que por desgracia en la Argentina no hay un gran desarrollo con tolerancias como sí lo tiene Brasil-, las fechas de siembra para ver en qué momento voy a enfrentar el problema – las siembras tempranas implican un tipo de manejo y las tardías, otro-, y el control químico para bajar la probabilidad de que se enfermen las plantas -estamos diseñando tratamientos de bordura y de lote completo-“.

Sobre la estrategia de control, Peralta argumentó que el movimiento de la infección es del borde hacia el centro y esto va a depender de si el lote está limitando con otro maíz, con un monte o un verdeo. “Hay que monitorear borduras y centro, y manejar el control con los productos que hoy tenemos registrados para esta plaga”, dijo.

En respuesta a esto, Diego Contreras, gerente de tratamientos de semillas, insecticidas y poscosecha, anunció que UPL cuenta con LANCER® – Acefato 97% WG-, “un efectivo insecticida que aporta un nivel de control muy alto tanto para población adulta como ninfas, permitiendo reducir la presencia y la reinfección de la plaga. Hemos presentado toda la documentación y las pruebas a SENASA para ampliar su uso al cultivo de maíz”.

Por su parte, para el control de oruga medidora (Rachiplusia nu) en soja, Contreras recomendó SHENZI 40 SC®, Clorantraniliprole al 40%, es un insecticida perteneciente a la familia química de las “Diamidas Antranílicas” con alta especificidad sobre lepidópteros y mínimo impacto ambiental.

Acerca de UPL Corp

UPL Corporation Ltd. (UPL Corp) es una empresa líder mundial en soluciones de protección de cultivos y biológicas que define el futuro a través de la agricultura sostenible y una mentalidad orientada al productor agrícola. Con un sólido portafolio de soluciones integrales, UPL Corp tiene como objetivo crear un crecimiento y prosperidad compartidos para las comunidades agrícolas, la agricultura y nuestro planeta. Como la plataforma principal de UPL Group, UPL Corp contribuye con más de $5 mil millones en ingresos anuales y es líder en fomentar la colaboración a través de OpenAg® para desarrollar tecnologías avanzadas para la salud y productividad de los cultivos.

24
septiembre
2024
CLAAS Alejandro Fitte

La vida de un innovador que acompañó los hitos del picado de forrajes

Alejandro Fitte comenzó como uno de los primeros contratistas forrajeros a mediados de los años noventa. Apostó a la innovación, a la tecnología y a la capacitación de sus equipos humanos. Hoy, cierra un ciclo y enfrenta nuevos desafíos.

“Eran dos monstruos verdes que no sabíamos qué hacían”. Así recuerda Alejandro Fitte a sus primeras picadoras JAGUAR, un contratista forrajero que luego de treinta años de actividad decidió buscar nuevos rumbos.

El tambo que su abuelo tenía casi como un hobby en Alsina, partido de Baradero -provincia de Buenos Aires-, fue el puntapié inicial: “Era un tambo de punta en el que mi abuelo invirtió mucho porque, como yo, estaba loco. Era de alta gama. Venían Pancho Ibáñez y Cacho Fontana a filmar publicidades para la televisión”. Ya de adulto, en los `90, el hobby del abuelo se volvió el trabajo de Alejandro. Junto a su padre, y para el tambo familiar, llegó a picar 200 hectáreas de maíz con máquinas de arrastre.

En 1996 el papá de Alejandro tomó una decisión inesperada: compró dos picadoras JAGUAR 840 con cabezales cadeneros a Integral Insumos (la empresa del Grupo Sancor que importó las máquinas CLAAS hasta el 2000, cuando se creó la subsidiaria en Argentina). Esta decisión lo convirtió en uno de los primeros clientes de la marca en el país. “Todavía no entiendo cómo lo hicimos. No había redes ni celulares y jamás hicimos un excel, pero ahí nos convertimos en los primeros contratistas forrajeros”, cuenta. De un día para el otro pasaron de picar 3 o 4 hectáreas por día a 20, con 55 personas trabajando en toda la logística de picado (operarios, choferes, tractoristas) las 24 horas. “La ventana de picado de octubre a junio como la conocemos hoy, no existía. Se picaba a 400 kilómetros a la redonda y en muy poco tiempo porque se sembraba todo el maíz temprano”, recuerda Fitte.

“En esa época había que educar porque la gente no conocía los beneficios del forraje conservado. Hoy se pican 2,5 millones de hectáreas y ya conocemos todo, pero en ese entonces no superaba las 200.000 hectáreas en todo el país y la calidad era más que dudosa. Hoy todo es milimétrico”, recuerda.

A los cinco años de aquel comienzo, él se convirtió en el dueño de una de esas máquinas y su hermano de la otra. Un tiempo después, Alejandro decidió seguir creciendo y se compró una JAGUAR 900. “Era un prototipo que estaban probando en Argentina y quise comprarla. Después la cambié por una 890 con el primer cabezal de corte directo que vino al país”, aclara. Unos años más tarde dio un nuevo salto y compró la primera JAGUAR 980 con dos motores que pisó suelo argentino. Ya consolidado como contratista y con oportunidades de trabajo en la provincia de Salta, en 2011 decidió que era momento de tener dos máquinas, así que fue por otra 980 y después se animó a sumar una tercera. La cuarta llegó en el 2022 para completar el equipo que lo llenó de satisfacciones y experiencias por casi 30 años.

“Ahora voy a tomar nuevos rumbos y cambiaré de actividad. Disfruté por décadas de la naturaleza y de contagiar lo mejor de cada cliente a los demás. Ser contratista fue un desafío permanente”, afirma el empresario que, para despedir sus 28 años en la actividad llevó a cabo un evento en el campo junto a más de 60 personas entre las que se encontraban los empleados y sus familias, clientes, proveedores, colegas, familiares y amigos, y donde además hizo un remate de su maquinaria. En el encuentro, el vicepresidente de CLAAS Argentina, Reynaldo Postacchini, le agradeció los años de trabajo y aprendizaje conjunto y le deseó en sus próximos proyectos “el mismo éxito que tuviste con el picado”.

Tecnología y equipo humano, las claves del éxito

Fitte no solo fue un innovador por tener la última máquina disponible o el cabezal más actualizado. Convencido de que era el camino, aplicó esa mirada a muchos aspectos dentro de su trabajo: apenas comenzaron fue uno de los primeros en trabajar con camiones tatu -que hasta entonces solo se usaban en las ciudades para hacer pozos de tierra para edificar- y, cuando todos sus colegas conocían los beneficios de estos camiones, decidió alquilar bateas, algo que hoy usan el 90% de las empresas de este tipo.

Por aquellos años en que el concepto de “agricultura de precisión” y los primeros mapas de rendimiento eran algo incipiente, Fitte decidió volcarse de lleno: “Me apoyé y confié ciegamente en la tecnología que ofrecía CLAAS, porque honestamente yo de fierros no sé casi nada, ni siquiera sé prender una máquina o usar la picadora, siempre me dediqué a gestionar porque sabía que tenía la mejor tecnología y equipos humanos de trabajo ultra capacitados que, si quisieran, con su experiencia, podrían armar o desarmar una máquina en 10 minutos con los ojos tapados”.

“¿Innovar es solo incorporar tecnología? Obvio que no. También en un momento se me ocurrió sponsorear los equipos (picadoras, camiones, casillas), plotearlos y usarlos como cartelera de publicidad. Varias empresas se subieron a esto e iban con publicidad móvil por el país”, cuenta.

Qué dejaron 30 años de picado

A mediados de los noventa las campañas eran de 1.000 o 1.100 hectáreas y hoy Fitte cuenta unas 3.200. En ese camino de dejar de picar 20 hectáreas diarias para picar en la actualidad entre 35 y 40, aprendió mucho y cosechó grandes logros. Concursó durante 10 años en Mercoláctea y consiguió 3 premios en picado de maíz, sorgo y cereales de invierno, algo que él le adjudica a la calidad superior que le permitía alcanzar su -en ese entonces- innovador y casi único cabezal de corte directo.

Pero además de logros, cosechó experiencias y enseñanzas. Cuando habla de su vínculo con CLAAS menciona la palabra “familia” y admite: “Pasé más tiempo con la gente de CLAAS que con algunos integrantes de mi familia. Hay un nexo humano inquebrantable”. En el camino, formó la propia: cuando comenzó a ser contratista estaba recién casado y para el final de su carrera a la foto del domingo se sumaron cuatro hijos. “Aunque es un trabajo que me hizo estar ausente de mi casa muchas veces, jamás falté a un primer día de clases de mis hijos. Hacía 1.000 kilómetros en un día, corriendo riesgos, para llegar a compartir esos momentos que no vuelven”.

“En particular, mi trabajo me dio momentos increíbles con uno de mis hijos que hoy tiene 22 años, convive con una discapacidad y siempre fue un fanático de CLAAS. Cuando lo supe, lo empecé a llevar a los campamentos, durmió en las casillas con los operarios, cargaba su propio acoplado en un cuatriciclo y disfrutó a la par mía de lo mejor de ser contratista. Eso me queda para siempre en la memoria”, confiesa y concluye que la tarea está cumplida: “Cuando miro para atrás veo que arriesgué mucho, pero gané más”.

12
septiembre
2024
UPL Argentina Meeting Point UPL en Paraná

Para el control de malezas, el insumo básico es el conocimiento

UPL Corp Argentina reunió a su cadena de distribuidores, esta vez, en Paraná, Entre Ríos. El malezólogo Marcelo De La Vega concentró la atención en torno a una de las principales preocupaciones de la región. 

Días atrás, la Red de Manejo de Plagas (REM) de Aapresid actualizó el mapa de malezas presentes en la Argentina e identificó que, sobre un total de 31 especies analizadas, las más frecuentes son Conyza, Amaranthus, Eleusine, Echinochloa, Sorghum halepense, Commelina, Chloris/Trichloris, Lolium y Pappophorum. También ratificó que todas las especies vienen incrementando su presencia año tras año. El manejo de malezas fue tema central del Meeting Point organizado por UPL Corp. Argentina en Paraná. Allí, el docente Marcelo De La Vega, especialista en terapéutica vegetal, abordó las estrategias más recomendadas a la hora de abordar el problema en la región.

Borreria, rama negra y lolium son, según el técnico, tres de las especies que más dolores de cabeza le generan a los productores en la zona. Y el foco de atención está en la superposición de herbicidas residuales en los barbechos (overlapping) y el uso de postemergentes en malezas perennes.

“Una de las primeras consideraciones es identificar dentro del espectro de malezas presentes en el lote cuál es la causante de los mayores problemas o las más difíciles de controlar. La “maleza driver” será la que determine las prácticas de manejo en el sistema”, le dijo a los presentes De La Vega.

“Tomando una maleza como modelo de manejo y de acuerdo al ciclo del cultivo, se pueden analizar diferentes prácticas basadas en herbicidas residuales, en aplicaciones únicas o en un solapamiento u overlapping considerando los tiempos hasta la siembra del cultivo y el período crítico de competencia”, reflexionó.

En el caso de malezas anuales, el especialista hizo hincapié en herbicidas como Amicarbazone (DINAMIC®) para llegar sin malezas a la siembra de maíz en el caso de las siembras tardías, o bien en preemergencia para las siembras tempranas que requieren un producto de mayor persistencia.

También analizó la incorporación a las mezclas de herbicidas productos que amplíen el control hacia las gramíneas, como s-metolacloro o piroxasulfone. Como dato, UPL lanzó este año WINGER®, que es piroxasulfone al 85% WDG y tiene registro para trigo, cebada, soja y maíz. Es una herramienta fundamental para la problemática de malezas, principalmente para Amaranthus y gramíneas.

El docente de la Universidad de Tucumán sostuvo que el sorgo de Alepo es otra de las malezas que continúan siendo un problema. En este caso, la sugerencia de fue realizar un manejo en barbecho con diferentes herbicidas de varios mecanismos de acción con el fin de rotar y disminuir la aparición de resistencias. En este contexto mencionó a Asulam, debido a su mecanismo de acción único.

Al abordar el caso de Borreria sp, una especie de gran crecimiento y dificultad de manejo, el foco fue puesto en la sinergia entre herbicidas cuyo mecanismo de acción es PPO, como flumioxazin y  glufosinato, que pueden ser utilizados para el desecamiento de la maleza.

En torno al tema, el Meeting Point de UPL en Paraná dejó una clara conclusión compartida: “hay que tomarse el tiempo para entender los ambientes y la dinámica de las malezas en cada lote. Para proteger los cultivos el principal insumo es el conocimiento”.

Acerca de UPL Corp

UPL Corporation Ltd. (UPL Corp) es una empresa líder mundial en soluciones de protección de cultivos y biológicas que define el futuro a través de la agricultura sostenible y una mentalidad orientada al productor agrícola. Con un sólido portafolio de soluciones integrales, UPL Corp tiene como objetivo crear un crecimiento y prosperidad compartidos para las comunidades agrícolas, la agricultura y nuestro planeta. Como la plataforma principal de UPL Group, UPL Corp contribuye con más de $5 mil millones en ingresos anuales y es líder en fomentar la colaboración a través de OpenAg® para desarrollar tecnologías avanzadas para la salud y productividad de los cultivos.

 

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